La dra. María Pía Chirinos expuso el viernes 14 en Roma los aportes de Álvaro del Portillo a la labor de la Nueva Evangelización que emprendió la Iglesia desde la llamada de Juan Pablo II.
Por Evelyn Coloma. 14 marzo, 2014.
Con la ponencia “Mons. Álvaro del Portillo y la Nueva Evangelización” la dra. María Pía Chirinos, vicerrectora de Investigación de la UDEP, abrió el tercer día de exposiciones en el Congreso Vir fidelis multum laudabitur que organiza la Universidad Pontificia de la Santa Cruz en Roma, a propósito del centenario del nacimiento del segundo Gran Canciller de la Universidad.
Allí, con una mirada académica, analizó los aportes de Del Portillo respecto a la inclusión de los laicos en la misión evangelizadora de la Iglesia. Y destacó que sus iniciativas ya recogen, de algún modo, las propuestas de los últimos Romanos Pontífices para superar los desafíos que supone la Nueva Evangelización, iniciada por Juan Pablo II tomando en cuenta las conclusiones del Concilio Vaticano II.
“Francisco habla por ejemplo del papel de los laicos, de su espíritu misionero recibido en el bautismo y del desafío que supone su formación. Don Álvaro es consciente de que la nueva evangelización exige “heraldos del evangelio”, bien formados, que puedan devolver los valores cristianos al mundo social, político y económico, sin limitarse a tareas intraeclesiales, que pueden reflejar cierto clericalismo”, dijo Chirinos en la capital italiana.
Iniciativas
En concreto, la especialista en Filosofía destacó que Mons. Álvaro del Portillo, consciente de la desvinculación del mundo con sus raíces cristianas, circunscribe los esfuerzos de la evangelización a los países de Europa occidental, Estados Unidos y Canadá, y se preocupa especialmente por la labor de los cristianos en estas zonas.
De igual forma, apuntó que, bajo la noción de cristianos santos sin una vida religiosa, las iniciativas del próximo beato apostaron por la revalorización del trabajo como una fuente de dignidad para el hombre. Y buscó devolver el protagonismo a la familia como escuela de humanidad y de solidaridad, como célula principal de la sociedad, como lugar donde se aprende a cuidar al otro, etc.
“La novedad que aporta Álvaro del Portillo a esta evangelización se refleja en la clara conciencia de la misión del Opus Dei como institución de la Iglesia que aporta evangelizadores “expertos en humanidad” para llevarla a cabo. Su visión (…) devuelve a la Iglesia la toma de conciencia de la identidad y de la misión del laico”, concluyó Chirinos.
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